HEMORROIDES  

Las hemorroides ocasionan molestias tan importantes que son motivo frecuente  de consulta médica.  Antes de visitar al médico, el paciente con frecuencia se diagnostica él mismo e intenta tratamientos con productos que se promocionan en los medios de comunicación. Desafortunadamente, otras enfermedades como abscesos, fístulas, fisuras, condilomas y cáncer pueden confundir al enfermo.  Por lo general, el paciente puede tener sangrado o protrusión cuando las hemorroides internas son muy grandes, o trombosis cuando las hemorroides externas están afectadas.   Es raro que los síntomas siguientes estén asociados con hemorroides: El prurito o comezón  por lo general  es de origen idoepático y no se relaciona con hemorroides, y el dolor anal, es más bien resultado de una fisura o de un absceso con fístula o sin ella; la excepción en cuanto al dolor es la trombosis hemorroidaria, que sí ocasiona un dolor intenso.

Las hemorroides aumentan de tamaño como resultado de la presión ejercida sobre las arterias hemorroidarias, venas portales y venas sistémicas que están unidas en esta parte. Los sistemas así unidos ocasionan que la sangre sea brillante y oxígenada en las hemorroides internas. Sin embargo, la sangre roja brillante, también puede resultar de otras condiciones patológicas de mayor peligro.  El estudio de los pacientes con enfermedades anales, incluye una sigmoidoscopía, básicamente para descartar un tumor, y para confirmar si hay sangrado por hemorroides internas. Los pacientes deben ser adecuadamente diagnosticados, y clasificados, para que reciban un tratamiento apropiado de acuerdo a lo avanzado de la enfermedad. En grados avanzados de la enfermedad el tratamiento indicado y más efectivo  es el quirúrgico.

 HEMORROIDES TROMBOSADAS